Contar con un punto de partida, ayuda a identificar las principales características de nuestro ser: todo lo que hace parte de nuestra escencia, lo que nos motiva, lo que va más allá de nuestro cuerpo físico, nos conecta con las emociones, sentimientos, nuestro propósito, misión y nuestra alma.
Los mujeres tenemos un papel fundamental en la creación de la vida, pues en nuestra anatomía y durante el proceso de fecundación el ovulo recibe al espermatozoide y en nuestro vientre se va gestando durante nueve meses el embrión.
Se van provocando cambios en nuestro cuerpo físicamente, pero nacen unos vínculos profundos con nuestro(s) hijo(s) que conecta con nuestras almas.
Nuestro cuerpo también permite al nuevo ser nutrirse, vivir en nuestro cuerpo, también se hace un vínculo tan fuerte de amor y conexión, que aunque parezca casi imposible nos comunicamos, nos cuidamos, tomamos nutrientes y vitaminas para que pueda desarrollarse sanamente en nuestro vientre hasta su nacimiento.
Ese es el inicio, luego en la lactancia es una forma en que seguimos nutriendo a ese maravilloso ser y paso a paso acompañamos durante su recorrido por la vida cuidándolo y protegiéndolo.
Todo el tiempo nuestro utero representa el nido, el hogar, es uno de nuestros centros de poder más importantes ya que también nos conecta con el deseo, el placer, crea ideas, crea vida en el caso de estar embarazadas. Por lo tanto, nos conecta con la creatividad, con la vida, con el placer,el deseo y con todo nuestro linaje, somos ese puente entre nosotras, nuestros ancestros y nuestra descendencia.
La información va compartiéndose de utero a utero, por eso también hay una conexión profunda ente las hijas, las madres, las abuelas pues el linaje es fundamental. Pueden compartirse además memorias, hábitos, rasgos, entender tantas similitudes y características parecidas.
También nuestro utero puede entenderse cómo una extensión o reflejo de nuestro corazón y a lo largo de nuestra vida es considerado también como receptor de: nuestras emociones, de un espermatozide o de ideas; que son transformadas en vida y expresiones de creatividad.
Nuestro cuerpo además va experimentando cambios hormonales, acompañados de emociones y estados de animo diferentes; nos hace cíclicas y dinámicas. Honrar amorosamente nuestros ciclos femeninos nos hace entendernos y disfrutar al máximo cada una de nuestras facetas.
En algunas oportunidades estos procesos hormonales hacen que no sea tan sencillo bajar de peso y se produce más prolactina que nos ayuda en la producción de lágrimas y leche materna en el proceso de lactancia.
Para nosotras es más fácil el multitask, ya que tenemos la capacidad de hacer varías actividad al mismo tiempo.
Al momento de relacionarnos se nos facilita comunicarnos, expresar nuestras emociones y opiniones. Nos encanta escuchar, nuestra memoria es selectiva y pareciera que recordara hasta el más mínimo detalle de todo, es decir, pocas cosas se nos escapan o se olvidan.
Es muy importante para nosotras la parte afectiva, sentirnos valoradas, amamos los detalles, expresiones de cariño y afecto. Así, como nuestro instinto por naturaleza es el de acoger, cuidar, ser tiernas, delicadas,cariñosas, amorosas, proteger y acariciar; toma una alta relevancia sentirnos así en nuestras diferentes relaciones.
Hay un reto importante, en algunas ocasiones aprender a pedir y expresar al otro con claridad nuestras necesidades, para no llenarnos de tantas suposiciones.
De estos temas, hay mucho por profundizar; sin embargo, lo importante para hoy era compartir algo de nuestra naturaleza, nuestra escencia desde una perspectiva general para entenderla y ver lo que nos motiva.
Te invitamos a que mires amorosamente tu historia, tus experiencias, tus ideas o creencias limitantes para identificar cómo te has estado moviendo y que podría reinventarse para que puedas expresarte con mayor libertad, amor y autenticidad.
Que gran rol tienes, mujer!